Lunes 1 de Febrero
Tuxtepec
Reunion con jovenes 15:00 hrs.
Lugar: Hotel El Rancho.
Martes 2 de Febrero
Matias Romero
Reunion con jovenes 15:00 hrs
Miercoles 3 de Febrero
Juchitan de Zaragoza
Reunion con jovenes 13:00 hrs
Jueves 4 de Febrero
Salina Cruz
Reunion con jovenes 12.00 hrs
Tehuantepec
Reunion con Jovenes 17:00 hrs
Viernes 5 de Febrero
Puerto Escondido
Reunion con jovenes 13:00 hrs.
Sabado 6 de Febrero
San Pedro Mixtepec
Reunion con jovenes 12:00 hrs.
Pochutla
Reunion con jovenes 16:00 hrs.
domingo, 31 de enero de 2010
viernes, 29 de enero de 2010
LA HISTORIA Y SU BRUTAL INDIFERENCIA. LORENZO MEYER AGENDA CIUDADANA
El que hoy es el país más pobre del continente demanda transformar una catástrofe natural en voluntad de justicia
Nada está escrito de antemano
Lo que acaba de suceder en Haití -el terremoto y sus consecuencias- es el último episodio de una tragedia que muestra, por si hiciera falta, que los procesos históricos son indiferentes a la idea de lo justo. Si en nuestro hemisferio alguna sociedad debería haber corrido con mejor suerte política y económica de la que tuvo, es precisamente el país más pobre del continente: el que hoy ocupa la parte occidental de la isla que una vez se llamó "La Española".
Una característica fundamental de los procesos de la naturaleza es su completa indiferencia hacia el dolor y hacia lo que nosotros entendemos por moral, por el deber ser y la compasión. En el estado de naturaleza la regla es que el pez grande se come al chico y que el fuerte sobrevive y el débil perece. En las sociedades animales de alto desarrollo funciona la cooperación pero no la solidaridad ni el altruismo: cuando el beneficio común no se da, la sociedad se disuelve.
Por algún tiempo, el proceso de evolución de las especies se explicó por una meta última de todo lo viviente: el perfeccio- namiento constante. Hoy, los biólogos han abandonado esa idea y ven a la evolución como un mecanismo de adaptación que tiene mucho de azar y que carece de propósito final. Desde esta perspectiva, nada está definido de antemano.
La idea de progreso
Desde tiempo inmemorial, desde que cobró conciencia de lo precario de su existencia, el hombre buscó una razón de ser y la encontró en esa diversidad de dioses que registra la historia. Sin embargo, en la civilización occidental se fue elaborando otra respuesta paralela o alternativa: la idea del progreso. Según esta perspectiva, la marcha de la historia no es cíclica ni está dominada por el azar, sino que tiene un sentido y una finalidad última. Esta visión optimista del acontecer humano como progreso se elaboró durante la Ilustración, se afianzó con Hegel y se independizó de cualquier elemento religioso con Marx. Este último supuso que por la vía del choque milenario entre las clases el mundo llegaría a la etapa de la verdadera historia, a esa donde ya no existiría la propiedad capitalista, la explotación ni el dominio de una clase o grupo sobre otros -por eso el Estado y la política desaparecerían-, y la naturaleza sería definitivamente conquistada por el hombre y sometida mediante la ciencia y la tecnología al punto que entonces, y sólo entonces, la verdadera esencia humana tendría posibilidad de expresarse.
La visión radical del progreso y por tanto de la seguridad sobre el futuro ya perdió fuerza; está a la defensiva. Las sociedades no pueden confiar en razones metafísicas que les aseguren un futuro mejor que el pasado y el presente. Es el esfuerzo humano consciente lo único que puede llevar a un arreglo colectivo mejor, pero la mala fortuna o el predominio de intereses particulares sobre los generales pueden conducir al retroceso y al fracaso de la empresa colectiva sin importar lo injusto del hecho. Así, un conflicto nuclear o una continuación del abuso del medio ambiente pueden terminar con la historia humana misma.
Un ejemplo de injusticia histórica
Haití no ha visto la suya desde que tuvo lugar el brutal encuentro entre los europeos y la población nativa en el 1492. Los pobladores originales fueron arrasados por los españoles mediante tres vías: el exterminio directo, el trabajo extremo y la enfermedad. Luego vinieron los franceses, que en el siglo XVIII convirtieron esa parte de la isla en la colonia más productiva del mundo al combinar el clima con las plantaciones de azúcar y café destinadas a satisfacer la demanda de "commodities" de un mercado mundial en expansión con el trabajo esclavo africano de gran intensidad.
Hay que tener en cuenta que el comercio mundial de estos esclavos alcanzó su apogeo en el decenio 1783-1793, es decir, justo cuando estalló la gran rebelión de los trabajadores esclavizados en Haití. Las tropas de Napoleón trataron pero no pudieron imponerse sobre sus antiguos cautivos y para 1803 perdieron de manera definitiva el control del occidente de la isla, de la joya económica del imperio francés de ultramar. En 1804 el medio millón de antiguos esclavos africanos declaró la independencia de su territorio bajo el nombre que le habían dado los habitantes originales, los eliminados tres siglos atrás: Haití. Se trató de la única rebelión de esclavos que culminó su triunfo con la formación de un país: ¡un éxito impresionante!, si se le compara con México, en donde el esfuerzo de los insurgentes terminó en derrota militar y donde la independencia sólo fue posible años después, en 1821, gracias a que los criollos antiinsurgentes se volvieron contra su rey.
Una victoria muy amarga
En 1804 los antiguos esclavos franceses le dieron un sentido profundo a eso que la revolución en París había proclamado antes pero, desde luego, sin incluir a sus esclavos africanos en El Caribe: libertad, igualdad y fraternidad. Sin embargo, Francia y el resto del mundo de los imperios le hicieron pagar muy caro su logro. Estados Unidos, por ejemplo, no reconoció a la nueva nación sino hasta 1862 porque ¿cómo iba a recibir la Casa Blanca un embajador negro si en Washington los negros eran aún esclavos? Francia, por su parte, exigió en 1825 a sus antiguos explotados que le pagaran 150 millones de francos como condición para su reconocimiento: ¡quienes robaron la libertad de los africanos les cobraron para retornársela!
Y es aquí donde la historia se torna particularmente injusta. El Haití independiente estaba formado por individuos que fuera de su condición de antiguos esclavos tenían muy poco en común. Los franceses no habían fomentado que los trabajadores forzados echaran raíces, era más económico trabajarlos sin descanso hasta la muerte y reemplazarlos de inmediato por otros recién capturados, que permitirles formar familias y tener hijos, eso era demasiado costoso. Así, al asumir su independencia, y a diferencia de experiencias coloniales como la mexicana, los haitianos independizados no tenían historia en Haití, nada equivalente a los pueblos indios de México. Sin identidades culturales, y con la antigua economía en ruinas, los haitianos terminaron por abandonar la odiada economía de plantación -hoy, el azúcar la importan- y la guerra civil -en parte una lucha entre mulatos y negros- se convirtió en la casi inevitable conclusión de la magnífica victoria de los esclavos sobre los amos. La mala relación entre Haití y su vecino, la República Dominicana, tampoco ayudó al buen desarrollo del país de los descendientes de los que se habían liberado a sí mismos. Entre 1843 y 1915, año en que Estados Unidos ocupó Haití, hubo una veintena de gobiernos donde las sucesiones fueron marcadas por represión, rebeliones y asesinatos. El desarrollo económico en esa situación simplemente fue imposible y la cultura de la pobreza echó raíces hondas.
La ocupación norteamericana duró hasta 1934, pero como tuvo lugar en una época de fuerte racismo en el país ocupante, ese par de decenios no sirvieron para darle una segunda oportunidad a la independencia haitiana. Más tarde, la Guerra Fría propició que las dictaduras de Francoise Duvalier, "Papa Doc", y de su hijo (1957-1986) fueran aceptadas como funcionales para los intereses de Washington en El Caribe. El último descalabro político de la sociedad haitiana fue el fracaso de Jean-Bertrand Aristide, el cura salesiano que llegó con un enorme apoyo popular a la Presidencia en 1990 como resultado de las primeras elecciones realmente libres en el país, pero que finalmente no supo estar a la altura de su gran responsabilidad y oportunidad históricas.
El terremoto del 2010 encontró a Haití como la nación más pobre del Hemisferio Occidental y necesitada de la presencia de una fuerza estabilizadora de las Naciones Unidas para darle un mínimo de fuerza a un Estado que por sí solo era incapaz de mantener el orden y el mínimo de servicios en un país de 10 millones de habitantes, básicamente rural y devastado por la miseria y los efectos de huracanes sobre una geografía previamente destruida por la deforestación.
El futuro
La historia de Haití -único país moderno nacido de una exitosa rebelión de esclavos- demanda de sus antiguas metrópolis, de los países de nuestro hemisferio y del resto de la comunidad internacional un esfuerzo extraordinario para transformar una catástrofe en un punto de inflexión, y que se empiece a pagar la enorme deuda que significó la inhumanidad de la esclavitud. Serían de desear que hoy surja la voluntad para que el mundo obligue a la historia a dejar de ser indiferente y se haga justicia en Haití
Denise Dresser: Adios Alimañas (Razones para apoyar alianza PAN-PRD)
Diez razones para apoyar las alianzas PAN-PRD:
1. El PRI viene de regreso sin haberse modernizado, lo cual implica una regresión para la vida política del país. Ha centrado su atención en ganar gubernaturas para -desde allí- financiar y pavimentar el camino a Los Pinos. La única forma de frenar la maquinaria priista es deteniendo su avance en estados cruciales para la elección presidencial del 2012, incluyendo Oaxaca, Puebla, Durango, Veracruz e Hidalgo. Una forma de colocar piedras en su camino es impedir el fortalecimiento del “feuderalismo” que el PRI ha logrado implantar en la periferia.
2. La alternancia electoral del año 2000 cambió a los partidos en la Presidencia, pero no alteró la forma de hacer política en las gubernaturas. Durante los últimos años hemos presenciado la resurrección del autoritarismo, donde los “nuevos virreyes” gobiernan a su libre albedrío. Son corruptos, poderosos e impunes. Para descabezarlos habrá que desterrar al PRI de las gubernaturas, con alianzas PAN-PRD comprometidas a instrumentar cambios profundos en la gobernabilidad a nivel local. Se trata no sólo de sacar al PRI de sitios como Oaxaca, sino de gobernar mejor allí.
3. El PRI está repuntando debido a que el PAN y el PRD no han sabido combatir con inteligencia al viejo régimen. El PAN lo mimetizó y el PRD contribuyó a que resurgiera al radicalizarse -y suicidarse políticamente- a lo largo de los últimos tres años. Para recuperar el terreno perdido será necesario que forjen una alianza reformista, como la que debieron haber pactado después del 2000.
4. Manlio Fabio Beltrones ha calificado a las coaliciones PAN-PRD de “perversas”. Pero es más perverso aún que el priismo haya apoyado incondicionalmente a Ulises Ruiz, a pesar de que la Suprema Corte documentara su violación a las garantías individuales en Oaxaca. El mantenimiento de un gobernador acusado por el máximo tribunal del país constituye una perversión peor. Una vergüenza más obvia. Un espectáculo más lamentable que la alianza anti-PRI.
5. En el caso de Oaxaca, el priismo logró imponerse durante la última elección a pesar de la inestabilidad social y la violencia que el gobierno de Ulises Ruiz había alentado y fue incapaz de controlar. La única manera de combatir la posibilidad de otro “carro completo” construido a base de clientelas sería a través de un frente común contra el PRI en el estado. De no ser así, el PRI recurrirá nuevamente a la lógica de “divide y vencerás”, y Oaxaca seguirá siendo un archipiélago autoritario.
6. Estrategia electoral mata pureza ideológica. Aunque es cierto que las diferencias entre el PAN y el PRD son hondas, el objetivo compartido de “sacar al PRI de las gubernaturas” -desde donde compran votos y voluntades- puede constituir un punto del encuentro, desde el cual armar una plataforma de gobierno. En numerosos países, partidos políticos de la más diversa índole forman frentes tácticos para enfrentar a contrincantes comunes. Y esa práctica no es vista como una herejía sino como una forma de ganar elecciones.
7. Ante el temor de las coaliciones PAN-PRD, el PRI despliega su voluntad de chantaje habitual, amenazando con revisar las cuentas públicas del gobierno de Fox, sabotear la posibilidad de una reforma política, y poner en jaque la gobernabilidad. Pero la amenaza del chantaje no debería ser disuasivo sino incentivo para confrontar conjuntamente al PRI. Si tanto los panistas como los perredistas permiten que regrese a Los Pinos, el poder abusivo y vengativo del PRI no amainará sino todo lo contrario. El PRI se lanzará contra ambos partidos con un picahielo.
8. Beatriz Paredes ha caracterizado las alianzas PAN-PRD como un esfuerzo por “dividir, enfrentar, emponzoñar el ambiente del país y deteriorar la relación con quienes representamos la fuerza mayoritaria”. Comentario curioso, ya que de eso se trata la política: la institucionalización del conflicto permanente, la confrontación entre el cambio y la permanencia, la competencia entre visiones alternativas. Y en ese sentido lo que plantean el PAN y el PRD es perfectamente legítimo. Pero parecería que la señora Paredes quiere que la oposición se rinda de antemano ante su partido sin dar la batalla necesaria. El temor visible que le producen las alianzas entre sus adversarios es razón de más para impulsarlas.
9. Sobre las alianzas PRD-PAN, Beatriz Paredes pregunta: “¿Qué se busca, qué se pretende?”. La respuesta es obvia. Impedir que el PRI recobre su posición hegemónica, montado sobre caciques al frente de cotos corporativos. Impedir el revés histórico que entrañaría el enquistamiento del PRI en lugares como Oaxaca. Darle nuevo impulso a una transición que se quedó trunca.
10. Tácito escribió que cuando dos fuerzas pelean por su propia cuenta, todos son conquistados. Para evitar ese desenlace, el PAN y el PRD deberían forjar alianzas para ahuyentar a las alimañas y a las tepocatas que la transición no logró tocar. Porque ante el peligro de la restauración priista, permanecer impasibles -eso sí- contribuiría a “emponzoñar” al país.
viernes, 22 de enero de 2010
Los problemas de los jovenes
Los jovenes sufren dia a dia, multiples problemas que son el resultado de la iresponsabilidad del pasado, pero tambien del presente, poco o nada se ha implementado para cambiar las condiciones de vulnerabilidad en que se vive. Es lamentable llegar al grado de aceptar que las cosas no pueden cambiar y que seguiran siendo iguales.
El desempleo, el abandono del campo, la migracion, el no garantizar la educacion media superior y superior en el pais, un futuro incierto para la juventud son lo que marcan la epoca actual. Ante ello que deben hacer los jovenes, ¿seguir cruzados de brazos cuando cada vez les cuesta mas la sobrevivencia?.
Decidir sobre que futuro se quiere tener, es la premisa, se quiere seguir por el mismo camino que ha llevado desde siempre a resultados nada optimos u optar por una via distinta en donde los jovenes sean actores y no simples espectadores de lo que ocurre en su entorno. Mucho se podria cambiar con el solo hecho de adoptar una actitud distinta ante los problemas, los resultados serian beneficos para todos.
Por eso la juventud debe manifestar sus opiniones, plasmar con hechos las ganas que tienen de superarse mas alla de la adversidad, creer en algo que dificilmente hace, creer en la fortaleza y la energia de esta etapa tan maravillosa en la vida del hombre. En los jovenes se centra la esperanza de los viejos, no defrauden los anhelos de aquellos que sienten que los nuevos haran mejor las cosas.
domingo, 17 de enero de 2010
Puede que no, pero quizá sí
Lorenzo Meyer en Agenda Ciudadana
¿Podrán nuestras débiles instituciones conducir por la vía pacífica y constructiva un agravio social creciente?
Lo más seguro es... que no se sabe
La pregunta ha sido formulada ad nauseam: ¿habrá un nuevo estallido social en México en el 2010 coincidiendo con el bicentenario y el centenario del inicio de dos grandes rebeliones? Desde luego que no hay forma de saberlo. Las capacidades de predicción de las ciencias sociales son mínimas. No obstante, no es ocioso formular la pregunta e intentar ahondar en temas centrales de nuestra realidad.
En el número especial de la revista británica The Economist titulado "The World in 2010", Laza Kekic, de la Unidad de Inteligencia de ese semanario (EIU), intenta dar forma a una visión global centrada en las posibilidades o niveles de riesgo de estallidos sociales como resultado de la crisis económica global y de su impacto en los niveles de empleo. Con alivio, Kekic observa que hoy no se han materializado los temores expresados a inicios del 2009 por el director de Inteligencia Nacional de Estados Unidos, almirante Dennis Blair, en el sentido de que el deterioro de la economía global podría llevar al mundo a una inestabilidad política generalizada y que ésta podría convertirse en el principal problema de seguridad a corto plazo para Washington.
Sin embargo, el futurólogo de The Economist advierte que la relativa estabilidad política que ha mantenido el conjunto de miembros del sistema mundial bien pudiera ser la calma que precede a la tormenta, pues en amplias zonas del planeta aumentan el desempleo, los precios de los alimentos, la pobreza, la desigualdad social y el debilitamiento de las clases medias. Y justo en tan difícil coyuntura, ya no se puede seguir con el relajamiento de las políticas fiscales que tuvo lugar en muchos países para alentar sus economías -algo que, por cierto, no se dio en México- y, por tanto, la futura austeridad del gasto público va a ser un factor más de descontento social.
La experiencia histórica, advierte Kekic, muestra el frecuente desfase entre las crisis económicas y sus efectos sociales y políticos. Estos efectos tardan en manifestarse, especialmente porque al inicio de la recuperación del PIB no le sigue automáticamente la del empleo. Es más, aún y cuando otros indicadores económicos mejoren, el desempleo puede aumentar. En lo político suele ocurrir algo semejante: el descontento generado por el deterioro de las condiciones materiales de vida puede no traducirse de inmediato en protestas callejeras, golpes de Estado o triunfo de la oposición, pero con el correr del tiempo la sociedad tiende a pasar la factura política de su descontento.
En las predicciones de la EIU hay cuatro categorías de países de acuerdo a los indicadores de "riesgo de descontento social": muy alto, alto, mediano y bajo. En nuestro continente, Estados Unidos, Canadá, Brasil, Cuba, Uruguay y Costa Rica son los únicos donde las probabilidades de que sean escenario de problemas sociales como producto de la crisis económica mundial son pocas. Chile, Colombia y Paraguay son clasificados como países de riesgo mediano; en contraste, Bolivia y Ecuador son designados países de alto riesgo de "combustión social". México y el resto de la región caen en la categoría de países con riesgo de inconformidad social alto, es decir, que igual pueden mantener su estabilidad que perderla. ¡Vaya entorno para conmemorar centenarios y bicentenarios!
Otro elemento de juicio
En un análisis clásico de las revoluciones, aparecido hace más de 70 años (The Anatomy of Revolution, [Nueva York: Norton, 1938]), Clarence Brinton elaboró una hipótesis que sigue siendo muy sugerente: en los momentos más difíciles de una depresión, los más afectados -las mayorías- no tienen energía más que para luchar por sobrevivir, no para protestar. De ocurrir, los estallidos de rebelión en contra del orden establecido vienen después, cuando lo peor ya pasó. Ese tipo de generalización cuadra bien con la explicación de revoluciones como la francesa o la cubana e incluso con las dos rebeliones que se conmemoran hoy en México: las de 1810 y 1910, aunque ya no tanto con la revolución bolchevique. Como sea, del análisis de Brinton se desprende que, por ahora, el grueso de los ciudadanos mexicanos estará más preocupado por capear el temporal que por ajustar cuentas con sus dirigentes. En todo caso será en la coyuntura de una próxima recuperación cuando es más fácil que se materialice el descontento acumulado. Por tanto, si las elecciones de 2012 o algunas de las locales que vienen antes se llevan a cabo de una forma y en un ambiente como el del 2006, se estaría jugando con fuego.
El elemento moral
Hasta aquí se han subrayado elementos materiales, relativamente objetivos, pero en los estallidos sociales también entra el componente moral o, más específicamente, eso que E. P. Thompson llamó "la economía moral" en su estudio clásico, "The Moral Economy of the English Crowd in the Eighteenth Century" (Customs in Common, Nueva York: The New York Press, 1991). Se trata de esa "idea basada en un consenso comunitario popular sobre qué prácticas eran legítimas y cuáles ilegítimas" en la relación entre las clases pobres y sus precarias formas de vida. Desde esta perspectiva, el sentimiento de injusticia originado por variaciones agudas en los precios de bienes de consumo popular, por la carestía o por el empeoramiento de las condiciones de trabajo es elemento central en la explicación de motines u otras formas de descontento social, algo que Barrington Moore ya exploró en el caso de los trabajadores alemanes en Injustice: The Social Bases of Obedience and Revolt (White Plains, N.Y.: M. E. Sharpe, 1978).
Un historiador norteamericano especializado en temas mexicanos, John Tutino, ha estudiado los levantamientos campesinos que han tenido lugar en México desde el inicio del movimiento de Independencia hasta los años del cardenismo. Su conclusión es que entre 1810 y 1930 las insurrecciones agrarias se volvieron tan comunes en nuestro país que su existencia y desarrollo influyeron de manera decisiva en la conformación del México moderno (De la insurrección a la revolución en México. Las bases sociales de la violencia agraria, 1750-1940 [México: Era, 1990], p. 9). Ahora bien, un componente central de esos estallidos campesinos fue la existencia de un sentimiento de injusticia que dio por resultado eso que Moore llamó una "indignación moral políticamente efectiva".
Antes de 1810 no era frecuente que las clases subordinadas interpretaran su condición como producto de acciones humanas y asignaran culpas a instituciones o personas con nombres y apellidos y se rebelaran contra ellas. Hasta entonces, esa parte mayoritaria de la sociedad se explicaba su miserable situación como parte de un orden predeterminado por fuerzas más allá de lo humano -por la voluntad de Dios. Sin embargo, en 1810 el llamado a las masas de un cura criollo -de un hombre de Dios y de "los que mandan"-, apoyado por militares criollos para enfrentarse al "mal gobierno", fue decisivo para que un buen número de indios y mestizos de El Bajío -región agrícola y minera próspera y cambiante- dejara su pasividad y se llenara de una "indignación moral políticamente efectiva".Para 1910, México contaba ya con un siglo de movimientos de protesta, rebeliones y guerras civiles. En esa circunstancia resultó más explicable que una parte de las clases populares y medias aceptaran la propuesta de los antirreeleccionistas de hacer responsables de su precaria condición a quienes desde hacía un buen número de años acaparaban los puestos de mando y privilegio: jefes políticos, gobernadores, secretarios de Estado y, finalmente, al propio Presidente, a Porfirio Díaz. El agravio de la mayoría miserable frente a la espléndida vida de la oligarquía porfirista fue relativamente fácil de formular, pero el transformarlo en acción política e insurrección requirió de fisuras entre las elites así como que Madero -un miembro de los grupos adinerados- actuara como el catalizador que animó a líderes populares -Pascual Orozco o Francisco Villa- y sus seguidores a arriesgarse a plantar cara a la dictadura.
Hoy
En el México de hoy, se puede detectar la existencia de un sentimiento generalizado de agravio frente a los dirigentes políticos y económicos. Los responsables de la catástrofe económica, social y, finalmente, moral del país tienen rostro, nombre y apellido. La cuestión a dilucidar es saber si un entramado institucional tan débil y corrupto, como es el nuestro, va a tener la capacidad de conducir por la vía pacífica y constructiva ese agravio, ese sentido de injusticia, sobre todo cuando lo peor de la depresión económica realmente haya pasado. Ésa es nuestra gran incógnita.
viernes, 8 de enero de 2010
Arranca gira por la transición democrática en Huajuapan
Huajuapan de León, Oax. La gira por la Transición Democrática que emprendieron las organizaciones juveniles Fusión Oaxaca 2010, Liderazgo Joven y Red de Jóvenes por la Transformación Nacional, arrancó en Huajuapan, para generar conciencia en los jóvenes y participen activamente en el proceso electoral de este año. Iván Montes Jiménez, presidente de la Red de Jóvenes por la Transformación Nacional, dijo que la participación de este sector dará sustento y legitimidad a los jóvenes, quienes por décadas han sido ignorados no sólo en los diversos programas de apoyo sino en las leyes, “esto es grave, por ejemplo en la ley antiaborto nunca preguntaron a los jóvenes que piensan, aún cuando en Oaxaca es la tercera parte de la población”, indicó. La gira inició este jueves en Huajuapan con una reunión ante estudiantes de la Universidad Tecnológica de la Mixteca (UTM) y del Colegio de Bachilleres de Oaxaca Plantel 08 (COBAO), a quienes hablaron sobre la transición democrática, de qué trata y los beneficios que ofrecen a los jóvenes, en días siguientes se reunirán en Tlaxiaco, Putla y otros puntos del estado. Consideró que el sector juvenil y el resto de la sociedad carecen de una cultura política democrática, ya que ignoran que a través de su voto y participación en la comunidad pueden realizar cambios a su favor, por lo que desde niños deben inculcar los valores cívicos para que sean responsables no sólo de sí mismos sino de su sociedad. Dijo que los partidos políticos se han convertido en empresas de familias que reparten los cargos entre ellos mismos y por lo tanto excluyen a los jóvenes, para velar por sus intereses y no por los de la ciudadanía, “toda vez que la sociedad debe ser defendida y presentada ante las instancias de gobierno y ocuparse de solucionar los problemas”, señaló. Por este tipo de situaciones los jóvenes tienen desinterés de participar en la vida política de sus localidades, además que la calidad de la información es deficiente, por lo que a través de este proyecto pretenden que este sector participe activamente y vote en el proceso electoral que se llevará en julio próximo.
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